Es un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento mental, lo que lleva a una distorsión, juicio inexacto, interpretación ilógica, o lo que se llama en términos generales irracionalidad, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí.
Es por ello que
se afirma que, un sesgo cognitivo es una interpretación errónea sistemática de
la información disponible que ejerce influencia en la manera de procesar los
pensamientos, emitir juicios y tomar decisiones.
El fenómeno de
los sesgos cognitivos nace como una necesidad evolutiva para que el ser humano
pueda emitir juicios inmediatos que emplea nuestro cerebro para responder
ágilmente ante determinados estímulos, problemas o situaciones, que por su
complejidad resultaría imposible de procesar toda la información, y por tanto
requiere de un filtrado selectivo o subjetivo. Es cierto que un sesgo cognitivo
nos puede llevar a equivocaciones, pero en ciertos contextos nos permite
decidir más rápido o tomar una decisión intuitiva cuando la inmediatez de la
situación no permita su escrutinio racional.
Por todo ello, la Psicología
cognitiva se encarga de estudiar este tipo de efectos, así como otras técnicas
y estructuras que usamos para procesar la información.
El sesgo o
prejuicio cognitivo surge de distintos procesos que no son fácilmente
distinguibles. Estos incluyen el procesamiento heurístico (atajos mentales),
motivaciones de tipo emocional y moral, o la influencia social.
El concepto de
sesgo cognitivo apareció por primera vez gracias a Daniel Kahneman en el año
1972, cuando se percató de la imposibilidad de las personas de razonar de forma
intuitiva con magnitudes muy grandes. Kahneman y otros académicos fueron
demostrando la existencia de patrones de escenarios en los que los juicios y
las decisiones no se basaban en lo previsible según la teoría de la elección
racional. Dieron sustento explicativo a estas diferencias hallando la clave del
heurismo, procesos intuitivos pero que suelen ser el origen de errores
sistemáticos.
Los estudios
sobre sesgos cognitivos fueron ampliando su dimensión y otras disciplinas
también investigaron sobre ellos, como la medicina o las ciencias políticas. De
este modo surgió la disciplina de la Economía conductual, que encumbró a
Kahneman tras ganar el Premio Nobel de Economía en el año 2002 por haber integrado
la investigación psicológica a la ciencia económica, descubriendo asociaciones
en el juicio humano y la toma de decisiones.
Sin embargo,
algunos críticos de Kahneman sostienen que la heurística no debe llevarnos a
concebir el pensamiento humano como un puzzle de prejuicios cognitivos
irracionales, sino más bien de entender la racionalidad como una herramienta de
adaptación que no se mimetiza con las reglas de la lógica formal o
probabilística.
Por otra parte, los sesgos sociales se denominan generalmente sesgos atribucionales y afectan a nuestras interacciones sociales de cada día, también están presentes en la probabilidad y toma de decisiones. Ante un estado de confusión, es importante precisar y destacar los mecanismos netamente cognitivos de los intelectivos ya que estos últimos corresponden en la intuición a sesgos preceptivos conocidos comúnmente como falacias.
Lista de sesgos cognitivos
Este es el listado completo de los sesgos cognitivos que algunos psicólogos consideran importantes. No obstante, indican que algunos técnicamente no son sesgos cognitivos sino otro tipo de sesgo.
- Sesgo de correspondencia: Juzgamos a los demás por su personalidad o carácter fundamental, pero nos juzgamos a nosotros mismos por la situación.
- Sesgo por interés personal: Nuestros fracasos son circunstanciales, pero nuestros éxitos son por méritos propios. Por ejemplo: Ganas un premio debido al trabajo duro o la perseverancia sin contar con la suerte o la ayuda recibida. En cambio si fallas es porque no habías dormido lo suficiente o cualquier otra excusa.
- Favoritismo del endogrupo: Cuando favorecemos a las personas que están en nuestro grupo en lugar de las que están fuera.
- Efecto arrastre: Las ideas, las modas y las creencias crecen a medida que más personas las adoptan. Es la tendencia a hacer o creer en algo porque muchas personas lo hacen o lo creen.
- Pensamiento de grupo: Debido al deseo de conformidad y armonía en el grupo tomamos decisiones irracionales, a menudo para minimizar el conflicto.
- Efecto halo: Si ves a una persona con un rasgo positivo, esa impresión positiva se extenderá a sus otros rasgos. Este efecto también ocurre a la inversa cuando se trata de rasgos negativos.
- Suerte moral: Una mejor posición moral se debe a un resultado positivo; una peor posición moral se debe a un resultado negativo. Es decir, la tendencia a atribuir una mayor o menor posición moral basada en el resultado de un evento.
- Efecto del falso consenso: Cuando creemos que hay más gente que está de acuerdo con nosotros de lo que realmente es el caso. Está comprobado que la mayoría piensa que sus propios hábitos, valores y creencias están más extendidos de lo que realmente están, ya sean por motivación, sesgo de confirmación o percepción selectiva.
- Maldición del conocimiento: Una vez que sabemos algo, asumimos que todos los demás también lo saben. Este sesgo cognitivo se produce cuando un individuo, en comunicación con otras personas, sin saberlo, supone que los otros tienen los antecedentes necesarios para entender lo que dice.
- Efecto Spotlight: La tendencia a sobreestimar la cantidad de personas que notan tu apariencia o comportamiento. Sobreestimamos la cantidad de atención que presta la gente a nuestro comportamiento y apariencia. Cuando pensamos que un acto o elemento propio resulta muy llamativo y todo el mundo va a fijarse.
- Heurística de disponibilidad: Nos basamos en los ejemplos inmediatos que nos vienen a la mente al hacer juicios.
- Atribución defensiva: Como observador vamos a atribuir las causas de un percance de forma que se minimice nuestro miedo a ser víctima o causante de una situación similar.
- Hipótesis del Mundo Justo: Tendemos a creer que el mundo es justo; por lo tanto, asumimos que los actos de injusticia son merecidos.
- Realismo ingenuo: Creemos que observamos la realidad objetiva y que otras personas son irracionales, desinformadas o tendenciosas.
- Cinismo ingenuo: Tendencia a esperar un sesgo más egocéntrico en los demás que en uno mismo tanto en las intenciones como en las acciones.
- Efecto Forer: Llamado falacia de validación personal o el efecto Barnum. Consiste en atribuir descripciones de la personalidad supuestamente específicos, pero que en realidad son tan vagos o generales que se pueden aplicar a un gran número de personas. Muy utilizado en ciertas creencias como la astrología, la adivinación, la grafología, la lectura del aura y algunos de tests de personalidad.
- Efecto Dunning-Kruger: Cuanto menos sepas, más confianza tendrás. Cuanto más sabes, menos confianza tienes.
- Efecto de anclaje: La tendencia a confiar demasiado en la primera información que nos ofrecen a la hora de tomar una decisión.
- Sesgo de la automatización: Tendemos a confiar en los sistemas automatizados, llegando a confiar demasiado por ejemplo en la corrección automática del corrector ortográfico.
- Efecto Google: Tendemos a olvidar la información se puede buscar fácilmente en los motores de búsqueda.
- Reactancia: Hacemos lo contrario de lo que se nos dice, especialmente cuando percibimos amenazas a las libertades personales, está relacionado con la psicología inversa.
- Sesgo de confirmación: Tendemos a encontrar y recordar información que confirma nuestras percepciones. Es decir, de manera natural vamos a favorecer, buscar, interpretar y recordar la información que confirma nuestras creencias o hipótesis.
- Efecto de retroceso: Desmentir las pruebas a veces tiene el efecto injustificado de confirmar nuestras creencias. Es decir, que uno llega a reforzar sus creencias cuando deslegitima un argumento o evidencia.
- Efecto en tercera persona: Creemos que los demás están más afectados por el consumo de los medios de comunicación que nosotros mismos.
- Sesgo de creencia: La tendencia a juzgar la fuerza de los argumentos en base a la verosimilitud de su conclusión, en lugar de la fuerza con que apoyan esa conclusión.
- Cascada de disponibilidad: Ligadas a nuestra necesidad de aceptación social, las creencias colectivas ganan más plausibilidad a través de la repetición pública.
- Declinismo o Retrospección idílica: La predisposición a ver el pasado de forma favorable o idílico y en cambio el futuro negativo o en declive.
- Sesgo de status quo: Tendencia de algunas personas a valorar o apreciar en mayor medida las cosas que permanecen estables.
- Falacia del apostador: Creemos que las posibilidades futuras se ven afectadas por los acontecimientos del pasado.
- Sesgo de riesgo cero: Preferimos reducir los pequeños riesgos a cero, antes incluso que buscar soluciones alternativas que pueden ser más seguras.
- Efecto marco: A menudo sacamos diferentes conclusiones de la misma información dependiendo de cómo se presente.
- Estereotipo: Adoptamos la creencia generalizada de que los miembros de un grupo tendrán ciertas características, a pesar de no tener información sobre el individuo.
- Homogeneidad exogrupal: Percibimos a los miembros de los grupos externos como homogéneos y a los de los grupos internos como más diversos.
- Sesgo de autoridad: Confiamos y estamos más a menudo influenciados por las opiniones de las figuras de autoridad.
- Efecto placebo: Si creemos que un tratamiento funcionará, a menudo tendrá un pequeño efecto fisiológico.
- Sesgo del superviviente: Tendemos a centrarnos en las cosas que sobrevivieron a un proceso y pasamos por alto las que fallaron.
- Taquipsiquia: Nuestras percepciones del tiempo cambian dependiendo del trauma, el uso de drogas y el esfuerzo físico.
- La Ley de Parkinson de la Trivialidad: Damos un peso desproporcionado a las cuestiones triviales, a menudo evitando las cuestiones más complejas.
- Efecto Zeigarnik: Recordamos más las tareas incompletas que las completadas.
- Efecto IKEA: Le damos mayor valor a las cosas que hemos creado parcialmente nosotros mismos.
- Efecto Ben Franklin: Nos gusta hacer favores; es más probable que le hagamos otro favor a alguien si ya le hemos hecho un favor que si hemos recibido un favor de esa persona.
- Efecto espectador: Cuanto más gente esté cerca, menos probable es que ayudemos a una víctima.
- Sugestibilidad: Las personas, especialmente los niños, a veces confundimos los recuerdos con las ideas sugeridas por un interrogador.
- Falsos recuerdos: Confundimos la imaginación con los recuerdos reales.
- Criptomnesia: Confundimos los recuerdos reales con la imaginación.
- Ilusión de agrupamiento: Encontramos patrones y grupos en los datos aleatorios.
- Sesgo pesimista: A veces sobreestimamos la probabilidad de malos resultados.
- Sesgo optimista: A veces somos demasiado optimistas sobre los buenos resultados.
- Prejuicio de punto ciego: No creemos que tengamos prejuicios, y lo vemos más en los demás que en nosotros mismos.
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