La mayoría de los Psicólogos expertos mencionan que no existe definición alguna sobre "personalidad violenta", como entidad aislada en ningún manual de clasificación de enfermedades mentales, si bien la conducta violenta y sobre todo la predicción de esta conducta está en la base de muchas de las periciales que se les solicitan a los expertos, sobre todo en caso de delitos contra las personas, y últimamente en temas de maltrato familiar.
A
veces se les pregunta a los psicólogos cuál es el "perfil
psicológico" de un determinado tipo de agresor, sexual, doméstico,
homicida, por poner ejemplos corrientes dentro del ámbito forense, y pocas veces
pueden contestar de una forma definitiva, pues la violencia en sí es un
fenómeno multidimensional.
Muchos
jueces y abogados se empeñan en preguntar si una persona tiene el
"perfil" de determinado tipo de agresor. Ante esta pregunta tienen
muchos la obligación de contestar que no existen tales perfiles, aunque puedan
existir ciertas variables de personalidad o incluso trastornos de personalidad
que favorecen la aparición de una conducta agresiva. Esta es una respuesta
frustrante para la ley, ya que en el mundo jurídico los hechos existen o no.
El
mundo del Derecho se mueve dentro de variables discretas, la psicología
fundamentalmente dentro de variables continuas. Sin embargo, se debe explicar que
incluso la existencia de un determinado trastorno no garantiza la existencia de
una determinada conducta. Un psicodiagnóstico de trastorno antisocial de la
personalidad no garantiza a la fuerza que una persona determinada cometa un
delito. De hecho, la mayoría de las personas antisociales se encuentran adaptadas
socialmente y sólo una minoría pasan a delinquir.
Según nos explica, Feldman, M. P. (1989) los siguientes factores se toman en cuenta:
- Los actos agresivos dañan a las víctimas y tienen consecuencias, tanto positivas como negativas, para los ejecutantes.
Entre las consecuencias positivas se destacan dos:
-Adquisición de posición social más elevada.
-Mantenimiento de la posición social ya existente.
- Los juicios sociales de lo que es agresivo son muy importantes. Este juicio descansará a su vez sobre los siguientes factores:
-Intensidad
de las respuestas del ejecutante.
-Nivel
de daño o dolor por parte del receptor.
-Intencionalidad
atribuida al ejecutante.
-Características
del ejecutante.
-Características
del observador.
Como
se observa, dentro de lo que se considera como violencia en el ámbito de la
conducta humana, la motivación de poder y el juicio social de lo que es violencia
serán dos conceptos básicos para entender por qué se desencadenan las conductas
destructivas.
Los
llamados asesinos en serie, no difieren especialmente de las motivaciones de
las personas llamadas "normales", si bien las distorsiones cognitivas,
las creencias irracionales y las justificaciones para la conducta desviada se
encuentran exageradas hasta el extremo en el grupo de los asesinos en serie.
Por
todo ello se afirma que, la violencia es una conducta que en la especie humana
se manifiesta en dos formas: violencia afectiva y violencia predadora.
Mackaf,
P. K. (1983) señaló cinco teorías sobre el origen de la agresión humana: la
teoría clásica del dolor, hipótesis de frustración-agresión, sociología de la
agresión, la agresión como catarsis y la etología de la agresión, a la par que
proponía una teoría "bioquímica" de la agresión.
Sea
cual sea la orientación desde que entendamos la agresividad humana, la afectiva
será aquella que surge de la alarma física subsecuente a un peligro percibido,
anticipado o evocado y que provoca una excitación nerviosa de tipo defensivo.
Esta excitación da lugar en contextos normales a una descarga inmediata en
forma de ataque hacia el estímulo provocador, de huida, o parálisis defensiva.
En circunstancias adversas, cuando la alarma se generaliza crónicamente sin una
descarga subsecuente, da lugar a las patologías asociadas al estrés, fundamentalmente
trastornos de ansiedad. En circunstancias patológicas, cuando la alarma se
produce en relación a peligros irreales se produce la agresión psicótica, inapropiada
pero siempre motivada dentro de una lógica delirante.
También
me es importante mencionar la agresión afectiva, de la autoagresión. Es la
agresividad humana vuelta contra el propio organismo. Aquí podemos encontrar
motivaciones psiconeuróticas, psicóticas o normales (enfermo terminal que en
pleno uso de sus facultades decide poner fin a su vida); igual que la
heteroagresión, admite gradaciones diversas, desde las heridas leves al suicidio
consumado.
De
hecho, es interesante considerar que incluso algunos de los criminales más
violentos no son detectados y diagnosticados como antisociales hasta que cometen
un crimen determinado. No obstante, la personalidad ya estaba ahí desde antes y
con esta personalidad, ese estilo característico de falta de vinculación con
las personas bajo una máscara superficial de aparente normalidad.
El
extremo de estas conductas antisociales lo constituye la violencia de las personas
que cumplen criterios de "psicopatía', y que en un momento determinado traspasan
el límite de lo socialmente aceptado para llegar a los delitos contra las
personas.
Existen
dentro de los psicópatas personas "adictas a la violencia'. Estas personas,
en general hombres, se encuentran siempre en busca de víctimas para obtener excitación,
evitar el aburrimiento y obtener otros beneficios secundarios como la propia
sensación de poder sobre los demás, beneficios económicos sociales o laborales,
etc.
Por
ende, una vez que una persona afectada de psicopatía desarrolla una conducta
violenta grave, como un asesinato con éxito (sin daño para el ejecutante), la
posibilidad de que repita esa conducta tras un período de enfriamiento es muy
alta. A este proceso se le llama adicción a la violencia.
Los
agresores llamados "organizados" suelen escoger sus víctimas entre grupos
marginales de los que es poco probable encontrar una contestación importante
(damas de compañía, mendigos, enajenados mentales, niños).
Muchas
veces la víctima es elegida por poseer más de una de las características de las
señaladas. La falta de vinculación personal con el agresor es una de las
características típicas de la agresión predadora.
El
razonamiento en el psicópata no se encuentra perturbado, y en efecto, la falta de
vinculación con la víctima garantiza la impunidad, al menos de forma teórica.
Manual de Psicología Forense.
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