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PSICOPATÍA Y SOCIOPATÍA: CONDUCENCIA A LA CRIMINALIDAD

 


Tanto la psicopatía como la sociopatía se conocen como trastornos de personalidad antisociales, que son afecciones de salud mental a largo plazo. Pero para poder diferenciarlos a ambos, es de suma importancia tener en cuenta la definición de cada uno.

La psicopatía o personalidad psicopática, es un trastorno antisocial de la personalidad. Se caracteriza por una alteración del carácter o de la conducta social y no comporta ninguna anormalidad intelectual. Los enfermos de psicopatía (psicópatas) son personas que pueden cometer actos delictivos muy graves sin mostrar ningún tipo de sentimiento de culpa. Según estudios, afecta más a los hombres que las mujeres. Los psicópatas suelen llevar una vida aparentemente normal, aunque en ocasiones se salen de esa normalidad para protagonizar actos delictivos que pueden llegar al nivel de agresiones e incluso homicidios. 

El trastorno de personalidad antisocial, a veces llamado sociopatía, es un trastorno mental en el cual una persona (sociópata) no demuestra discernimiento entre bien y mal e ignora los derechos y sentimientos de los demás. Las personas con trastorno de personalidad antisocial tienden a hostigar, manipular o tratar a los demás con crueldad o indiferencia. No muestran culpa ni remordimiento por su conducta. Las personas con trastorno de personalidad antisocial suelen violar la ley y convertirse en delincuentes. Pueden mentir, comportarse violenta o impulsivamente y tener problemas con el consumo de drogas y alcohol. Debido a estas características, las personas que tienen este trastorno generalmente no pueden cumplir con responsabilidades familiares, laborales o académicas.

Como habrás podido notar, los psicópatas y los sociópatas comparten una serie de características, incluida la falta de remordimiento o empatía por los demás, la falta de culpa o la capacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones, el desprecio por las leyes o las convenciones sociales y la inclinación a la violencia. Una característica central de ambos es una naturaleza engañosa y manipuladora. Pero, ¿cómo podemos distinguirlos?

Pues, los sociópatas son generalmente menos estables emocionalmente y altamente impulsivos; su comportamiento tiende a ser más errático que el de los psicópatas. Al cometer crímenes, ya sean violentos o no violentos, los sociópatas actuarán más por compulsión y les faltará paciencia, cederán mucho más fácilmente a la impulsividad y carecerán de una planificación detallada.

Los psicópatas, por otro lado, planearán sus crímenes hasta el más mínimo detalle, tomando riesgos calculados para evitar la detección. Los inteligentes dejarán pocas pistas que puedan conducir a ser atrapados. Los psicópatas no se dejan llevar por el momento y, como resultado, cometen menos errores.

Ambos actúan en un continuo de comportamientos, y muchos psicólogos todavía debaten si en realidad deben ser diferenciados. Pero para aquellos que los diferencian, una cosa está ampliamente acordada: los psiquiatras usan el término psicopatía para ilustrar que la causa del trastorno de personalidad antisocial es hereditaria. La sociopatía describe comportamientos que son el resultado de una lesión cerebral, o abuso y/o negligencia en la infancia.

Asimismo, existe un vínculo particularmente interesante entre los asesinos en serie y los psicópatas o sociópatas, aunque, por supuesto, no todos los psicópatas y sociópatas se convierten en asesinos en serie. Y no todos los asesinos en serie son psicópatas o sociópatas.

Pero, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos ha notado ciertos rasgos compartidos entre los asesinos en serie conocidos y estos trastornos antisociales de la personalidad. Estos incluyen el comportamiento depredador (por ejemplo, Ivan Milat, quien cazó y asesinó a sus siete víctimas); búsqueda de sensaciones (asesinos hedonistas que asesinan por entusiasmo o excitación, como Thomas Hemming, de 21 años, quien, en 2014, asesinó a dos personas solo para saber lo que se siente al matar); falta de remordimiento; impulsividad y la necesidad de control o poder sobre otros.

Como ejemplificación diferencial del tema en estudio, traigo a colación el asesinato en Sydney de Morgan Huxley por Jack Kelsall, de 22 años, quien posiblemente muestra todas las características de un psicópata, resalta las diferencias entre psicópatas y sociópatas.

En 2013, Kelsall siguió a Huxley a su casa donde agredió indecentemente al hombre de 31 años antes de apuñalarlo 28 veces. Kelsall no mostró remordimiento por su crimen, que fue extremadamente violento y premeditado.

Aunque el asesinato fue frenético, Kelsall mostró paciencia y planificación. Había seguido a posibles víctimas antes y había compartido fantasías que tenía sobre asesinar a un extraño con un cuchillo con su psiquiatra un año antes de matar a Huxley, supuestamente por “la emoción de hacerlo.”




Jack Kelsall. El psicópata que asesinó a un hombre de 28 puñaladas.


Cualquiera que sea el motivo de Kelsall, independientemente de si nació con esta disfunción o la desarrolló, el caso se presenta como un ejemplo del peor resultado posible de un trastorno de personalidad antisocial: violencia sin sentido perpetrada contra una víctima aleatoria para su autogratificación. A lo largo de su juicio y sentencia, Kelsall no mostró signos de remordimiento, ni culpa, y no se disculpó.


Si no creemos en la libertad de expresión para la gente que despreciamos, no creemos en ella en absoluto.


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